Este año escolar nos embarcamos en un proyecto innovador que une economía, valores, creatividad y espíritu emprendedor: el programa piloto de Educación en Finanzas Sostenibles, desarrollado en colaboración con expertos en sostenibilidad, educadores Montessori, profesionales creativos y, por supuesto, muchas familias de nuestra comunidad escolar.
¿Pero qué son exactamente las finanzas sostenibles? Son aquellas decisiones económicas que no solo buscan beneficios monetarios, sino que también consideran el impacto social, cultural y ambiental que generan. Dentro de ellas, la financial literacy (educación financiera) ocupa un lugar esencial: significa aprender desde pequeños a entender cómo funciona el dinero, cómo ahorrar, invertir y gastar de manera consciente, justa y responsable.
Pero no nos detuvimos ahí. En un colegio donde muchos padres y madres son emprendedores, autónomos y empresarios, quisimos también transmitir a los niños la importancia de emprender con propósito: tener ideas, convertirlas en proyectos viables y usar el dinero como una herramienta poderosa para transformar su entorno. Porque emprender no es solo crear negocios, sino imaginar soluciones sostenibles que beneficien a toda la comunidad.
El programa se estructuró en cuatro fases conectadas, adaptadas a los niveles Lower y Upper Elementary. En cada etapa, se abordaron temas como la cooperación, el valor de las ideas, el comercio justo, la creación de moneda, el funcionamiento del sistema bancario y la presentación de proyectos con impacto. Todo ello en un entorno que fomenta la autonomía, el pensamiento crítico y la acción solidaria.
Empezamos con visitas inspiradoras. Nos acompañaron Rasvin Pal Singh (Malasia) y Jeroen Van Overbeek (Indonesia), dos emprendedores sociales que compartieron cómo transforman problemas ambientales —como el plástico o la falta de agua potable— en proyectos sostenibles y económicamente viables. También visitamos un coworking local donde Pablo Gómez Romero y Juan Martínez Nájera nos hablaron de sus empresas y nos recordaron que emprender también es una forma de cuidar el mundo.
Gracias a sus historias, los niños empezaron a entender que una idea puede convertirse en un proyecto, y que el dinero, bien utilizado, es una herramienta para crecer, ayudar y generar impacto positivo.
En esta fase, organizamos un mercado de trueque en el que cada alumno trajo un objeto de casa para intercambiar con sus compañeros. A través del juego, reflexionaron sobre el valor real de las cosas, el consumo responsable y las necesidades compartidas.
Después del trueque, abrimos una conversación en clase: ¿Qué problemas del mundo les gustaría resolver? ¿Qué ideas podrían tener para mejorar su barrio, su colegio, su entorno? Con preguntas abiertas y dinámicas adaptadas, surgieron propuestas brillantes y comprometidas. Fue el primer paso hacia una forma de pensar emprendedora, consciente y con sentido.
Aquí entramos de lleno en el mundo financiero. Creamos la moneda escolar San Lorenzo, diseñada por los propios alumnos, y organizamos un sistema bancario escolar con roles como banquero, ahorrador o inversor.
Con juegos de rol, aprendimos conceptos como salario, emprendimiento, inversión y ahorro. Luego, todo se puso en práctica en un mercado solidario organizado por los niños y sus familias. Pagado enteramente en San Lorenzos, el mercado ofrecía desde comida y ropa hasta talleres creativos, actividades y música en vivo. Todo lo recaudado fue donado a una ONG que apoya a la infancia vulnerable en Kenia.
Una experiencia real donde el dinero se transformó en herramienta de cooperación, solidaridad y transformación social.
Nuestros alumnos de Upper Elementary prepararon su primer elevator pitch, una breve presentación para contar una idea de negocio con impacto positivo. Guiados por mentores y una actriz profesional, aprendieron a estructurar su discurso, hablar en público y presentar sus ideas con claridad y entusiasmo.
En una dinámica tipo Dragon’s Den, presentaron sus proyectos ante un jurado de padres voluntarios que ofreció inversiones simbólicas en San Lorenzos. Cada grupo recibió comentarios sobre viabilidad, innovación e impacto. ¡Y todos recibieron su diploma en Finanzas Sostenibles Nivel 1!
Fue una jornada llena de emoción, confianza y creatividad. Y lo más importante: los niños comprendieron que pueden tener ideas valiosas, que pueden emprender… y que pueden usar el dinero como una herramienta para hacer del mundo un lugar mejor.
Este proyecto ha sido posible gracias al entusiasmo, la dedicación y la colaboración de toda nuestra comunidad: docentes, familias, mentores, profesionales, voluntarios… y, por supuesto, los niños y niñas que participaron con tanta ilusión.
Porque educar en finanzas también es educar para la vida. Enseñar a emprender es enseñar a imaginar, construir y actuar. Y mostrar que el dinero, cuando nace del corazón y de una buena idea, puede ser la mejor semilla para un futuro más justo, sostenible y lleno de esperanza.